martes, 11 de septiembre de 2012
domingo, 22 de abril de 2012
Dia de la Tierra
Our planet, our home is being neglected. Climate change continues unabated. It seems there's a new ecological disaster happening almost daily. This Earth Day it's time to mobilize the planet from the ground up to send a message that the Earth won't wait!
jueves, 12 de abril de 2012
Cuando es difícil centrar la atención
Cuando es difícil centrar la atención
Autor: CARMEN LOUREIRO - Equipo ASE 29 febrero 2012
Nando tiene 9 años y lleva escasos meses en España. Al poco tiempo de cambiar de residencia, sus padres se han separado. Ahora vive con su madre y sus tres hermanos pequeños y va a un colegio público, donde desayuna a las 7:30 y está hasta que lo recoge un vecino de confianza a las 17:30. Nunca dio problemas, pero ahora su madre y sus maestros están muy alarmados por su conducta
Nando básicamente no se comunica, está en su mundo con una distracción preocupante. No logra concentrarse en las tareas escolares y sus notas han bajado muchísimo. Reacciona con irritabilidad ante las insistencias de los adultos para que se concentre y aprenda. Un psiquiatra infantil le ha recetado unas pastillas para que su cerebro funcione mejor y logre concentrarse y aprender en la escuela.
No deja de asombrarme el gran calado que ha tenido en nuestra sociedad la medicación de niños con problemas escolares. En España como en otros países se está produciendo un aumento dramático del número de niños y adolescentes sanos que están siendo diagnosticados con los llamados trastornos de aprendizaje o trastornos de conducta como el TDAH, principalmente.
Algunos psicofármacos que se prescriben facilitan la atención o la actividad a corto plazo y han reforzado la idea en muchas personas de que la causa del problema está en el cerebro del niño, que el problema radica en un mal funcionamiento cerebral y que la medicación lo cura.
Prestar atención, concentrarse, es básico para aprender y luego recordar. Pero nuestra capacidad para ello es limitada. De hecho, cuando prestamos atención a cierta información excluimos la posibilidad de prestársela a otra. En la medida que las personas aprendemos y procesamos la información automáticamente, liberamos atención para considerar otras cuestiones, lo que nos permite ser más eficientes y avanzar en conocimientos o en destrezas.
Se podría decir que la atención cumple un papel muy importante a la hora de lograr equilibrios para nuestro bienestar y para el ahorro de energía de nuestro cerebro. Todo lo que afecta a nuestra seguridad ocupa la mayor parte del espacio cerebral del que disponemos para prestar atención. Un ejemplo es la dificultad de concentrarse en alguna tarea, o en una charla, cuando nos encontramos en una situación nueva o percibimos que nos están evaluando.
Para un niño de 9 años no hay nada más importante que contar con el amor incondicional de sus padres y percibir su orgullo cuando hace avances. Cualquier circunstancia que lo ponga en peligro es equivalente a perder el suelo sobre el que apoya sus pies, la base de seguridad de su vida. Es muy frecuente que el rendimiento escolar disminuya en estas edades si los niños están enfrentando un periodo de conflicto familiar, justo cuando la demanda de las tareas escolares se va complicando y es necesario realizar un gran esfuerzo de atención.
Si además, hay que adaptarse a muchos cambios, casa, colegio, compañeros, maestros y estilo de vida, el estado de activación no es más que una reacción adaptativa hasta lograr percibir un control o una estabilidad. La situación se puede complicar cuando todas las preocupaciones recaen sobre el niño, culpándolo de aumentar los disgustos en casa por «no cumplir con su obligación» o cuestionar su valía intelectual o su bondad.
Nando es solo un niño que necesita pasar más tiempo con su madre y con su padre, ser más abrazado y acariciado que nunca, hablar sobre lo que le está sucediendo, que le respondan a todas las preguntas que se agolpan en su cabeza, verbalizar sus miedos, su vergüenza y desilusión en la escuela y que le expresen comprensión sin negarle, una y otra vez, lo angustioso de su experiencia. También necesita que le permitan fallar, desconcentrarse y sacar malas notas, hasta que todo parezca normal y seguro de nuevo. Todo eso sin dudar de él, de sus intenciones y de su capacidad. Todo eso prestándole un poco de atención (porque todos parecen presos de un déficit y nadie parece darse cuenta).
La dificultad para prestar atención a asuntos complejos desde el punto de vista cognitivo, carentes de importancia o valor emocional, en una situación de inseguridad y cuestionamiento del propio valor, no es tener un déficit atencional ni ninguna patología cerebral. Asumir que nuestro rendimiento y capacidad de aprendizaje puede verse mermado durante las etapas de cambio, duelo o presión por los resultados, es asumir nuestra naturaleza emocional y es la base para comprometernos socialmente y organizar una vida saludable para niños y adultos.
¿A quién le importa la estructura gramatical de una frase o conocer los ríos de España, cuando tus padres ya no se quieren y a nadie parece importarle lo que tú sientes?
Autor: CARMEN LOUREIRO - Equipo ASE 29 febrero 2012
Nando básicamente no se comunica, está en su mundo con una distracción preocupante. No logra concentrarse en las tareas escolares y sus notas han bajado muchísimo. Reacciona con irritabilidad ante las insistencias de los adultos para que se concentre y aprenda. Un psiquiatra infantil le ha recetado unas pastillas para que su cerebro funcione mejor y logre concentrarse y aprender en la escuela.
No deja de asombrarme el gran calado que ha tenido en nuestra sociedad la medicación de niños con problemas escolares. En España como en otros países se está produciendo un aumento dramático del número de niños y adolescentes sanos que están siendo diagnosticados con los llamados trastornos de aprendizaje o trastornos de conducta como el TDAH, principalmente.
Algunos psicofármacos que se prescriben facilitan la atención o la actividad a corto plazo y han reforzado la idea en muchas personas de que la causa del problema está en el cerebro del niño, que el problema radica en un mal funcionamiento cerebral y que la medicación lo cura.
Prestar atención, concentrarse, es básico para aprender y luego recordar. Pero nuestra capacidad para ello es limitada. De hecho, cuando prestamos atención a cierta información excluimos la posibilidad de prestársela a otra. En la medida que las personas aprendemos y procesamos la información automáticamente, liberamos atención para considerar otras cuestiones, lo que nos permite ser más eficientes y avanzar en conocimientos o en destrezas.
Captura del capítulo de Redes «La manera disruptiva de aprender» (imagen: Grupo Punset Producciones).
Gracias a la evolución de nuestro cerebro, atendemos inconscientemente, automáticamente, aquellos estímulos que tienen valor para nuestra supervivencia, lo que nos permite actuar de manera precisa con aquello que nos es relevante. Y por el mismo motivo, reducimos la atención sobre lo irrelevante o incluso amenazante para nuestra identidad.Se podría decir que la atención cumple un papel muy importante a la hora de lograr equilibrios para nuestro bienestar y para el ahorro de energía de nuestro cerebro. Todo lo que afecta a nuestra seguridad ocupa la mayor parte del espacio cerebral del que disponemos para prestar atención. Un ejemplo es la dificultad de concentrarse en alguna tarea, o en una charla, cuando nos encontramos en una situación nueva o percibimos que nos están evaluando.
Para un niño de 9 años no hay nada más importante que contar con el amor incondicional de sus padres y percibir su orgullo cuando hace avances. Cualquier circunstancia que lo ponga en peligro es equivalente a perder el suelo sobre el que apoya sus pies, la base de seguridad de su vida. Es muy frecuente que el rendimiento escolar disminuya en estas edades si los niños están enfrentando un periodo de conflicto familiar, justo cuando la demanda de las tareas escolares se va complicando y es necesario realizar un gran esfuerzo de atención.
Si además, hay que adaptarse a muchos cambios, casa, colegio, compañeros, maestros y estilo de vida, el estado de activación no es más que una reacción adaptativa hasta lograr percibir un control o una estabilidad. La situación se puede complicar cuando todas las preocupaciones recaen sobre el niño, culpándolo de aumentar los disgustos en casa por «no cumplir con su obligación» o cuestionar su valía intelectual o su bondad.
Nando es solo un niño que necesita pasar más tiempo con su madre y con su padre, ser más abrazado y acariciado que nunca, hablar sobre lo que le está sucediendo, que le respondan a todas las preguntas que se agolpan en su cabeza, verbalizar sus miedos, su vergüenza y desilusión en la escuela y que le expresen comprensión sin negarle, una y otra vez, lo angustioso de su experiencia. También necesita que le permitan fallar, desconcentrarse y sacar malas notas, hasta que todo parezca normal y seguro de nuevo. Todo eso sin dudar de él, de sus intenciones y de su capacidad. Todo eso prestándole un poco de atención (porque todos parecen presos de un déficit y nadie parece darse cuenta).
La dificultad para prestar atención a asuntos complejos desde el punto de vista cognitivo, carentes de importancia o valor emocional, en una situación de inseguridad y cuestionamiento del propio valor, no es tener un déficit atencional ni ninguna patología cerebral. Asumir que nuestro rendimiento y capacidad de aprendizaje puede verse mermado durante las etapas de cambio, duelo o presión por los resultados, es asumir nuestra naturaleza emocional y es la base para comprometernos socialmente y organizar una vida saludable para niños y adultos.
¿A quién le importa la estructura gramatical de una frase o conocer los ríos de España, cuando tus padres ya no se quieren y a nadie parece importarle lo que tú sientes?
lunes, 2 de abril de 2012
No disparen al funcionario
Reproduzco a continuación el editorial del semanario "El Jueves, la revista que sale los miércoles" publicado en el nº 1817 de esta semana, dedicado a los trabajadores públicos. Para una vez que alguien nos defiende, no puedo dejar de reproducirlo y darle difusión. Amigos: ¡Comprad el jueves!
Los funcionarios son esos señores y señoras que un buen día aprobaron una oposición en busca de un empleo estable. Su sueldo era seguro, pero escasito. Es más, cuando estalló ese tsunami de falsa prosperidad y este país se llenó de nuevos ricos, su sueldo, en comparación, era claramente una puta mierda. No obstante, la gran ventaja que tenían (esto lo valoran ahora) era que nadie se metía con ellos: en todo caso, si alguien les señalaba, era para compadecerse de su pobreza.
-Mira ese pringao: veinte años en la Administración, y gana al mes la cuarta parte de lo que yo saco en mi empresa sólo en horas extras.
Pero un día la crisis estalló y España, que estaba a punto de adelantar a Francia, según ZP, luego de haber pasado a Italia, empezó a irse al carajo. Resulta que la economía de este país se había basado casi única y exclusivamente en una burbuja inmobiliaria que nadie quiso pinchar a tiempo, y, cuando explotó, lanzó de golpe contra las oficinas del INEM a tres millones de parados. La recaudación fiscal cayó en picado y, como al mismo tiempo aquí se había despilfarrado en obras absurdas lo que no está escrito, corrupciones aparte, la deuda y el déficit se dispararon, se empezó a hablar de quiebra y el gentío volvió la cabeza hacia los culpables de tanta ruina: los jodidos funcionarios, que cada mes se llevan a casa su sueldo calentito, un sueldo que ahora, en comparación con tanto "ni-mileurista" como hay, es muy apetecible.
"¡Es que la partida destinada al pago de las nóminas de los empleados públicos no deja de crecer!", protesta el gentío. Y lleva razón: tanto en la Administración Central, como en la Autonómica y la Local, cada día hay más gente colocada a dedo y más asesores. Los funcionarios de carrera, o sea, por oposición, no crecen porque sus bajas ya no se cubren, pero cada vez hay más enchufados.
Los gobernantes lo tienen muy fácil a la hora de estrangular a los funcionarios: el gentío ha sentenciado que hay que ir a por ellos. El gentío no distingue entre el burócrata que no da un palo al agua en su negociado (¿para qué estará la inspección, oyes?) y el médico que no da abasto en urgencias, y los dos son funcionarios. Por eso los empleados públicos lo van a pasar francamente mal en lo que queda de crisis. ¡Les van a recortar hasta la calderilla!
-A ver, usted que tenía diez trienios, a veinte euros el trienio, va a pasar a tener cinco, a diez euros la unidad.
-¿Lo qué?
-Es que Bruselas nos ha dicho que a partir de ahora cada trienio tenga seis años. ¡Todo sea por rebajar el déficit, hombre, no ponga esa cara!
Si por el gentío fuera, incluso habría que fusilar a muchos funcionarios al amanecer, así nos ahorraríamos hasta sus futuras pensiones. Pero tampoco hay que pasarse. A no ser que el déficit se resista, claro.
Editorial publicado en "El Jueves" del 21 de Marzo de 2012.
martes, 24 de enero de 2012
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